Por: Cynthia Briceño Obando*

Las organizaciones o los grupos organizados, de cualquier índole, se encuentran con la necesidad permanente de comunicar mensajes tanto a sus integrantes como a sus entornos, ya sea para involucrarlos o simplemente informarlos.
No obstante, es claro que los esfuerzos de comunicación, tal y como los vemos y entendemos hoy con redes sociales y noticias globales, son, ante todo, un eje estratégico de la acción e influencia de las organizaciones sociales, y por supuesto, también las organizaciones comunales.
En mis años de experiencia como consultora en materia de comunicación corporativa e institucional me ha tocado trabajar en este aspecto y he comprobado que, traslada al plano de la gestión de comunicación de grupos organizados, funciona de la misma manera.
Una buena comunicación social, es aquella que se orienta a la pluralidad de voces, respeta las diferencias, genera debates, construye sobre los acuerdos y busca activamente la participación de las personas involucradas y afectadas por un proyecto para que cada una pueda ser protagonista de su cambio.
También debe crear y gestionar sus herramientas. Unir, movilizar, sensibilizar y concientizar personas y situaciones, son acciones claves para crear grupos unidos, que a su vez se convierten en atractivos para otros, que a su vez se refleja en crecimiento de asociados y apoyos.
A esto se suma el esfuerzo en la gestión de la transparencia, un pilar fundamental de la confianza, que es el cemento que une cada ladrillo en la construcción de una organización comunal sólida… Y más manejando temas tan sensibles como la solidaridad y la cooperación, donde empatía y confianza son esenciales.